jueves, 13 de agosto de 2015

Mujeres con alma de Putas. Perla (segunda historia)


"Virgen hasta el matrimonio" esa fue mi consigna desde los 16 años, doce años después lo seguía siendo, hasta que me topé con Joaquín, no sé qué pasó por mi mente aquella noche, pero no puedo decir que estaba ebria, además no sólo perdí lo que me hacía diferente del montón de mis putas amigas, sino que además le fui infiel a mi novio con el que llevaba cuatro años y pensaba, bueno aún pienso, casarme. Desperté y me vi al espejo, en ese espejo de hotel de paso que encontramos abierto cerca del barrio chino (ahora todas las ciudades importantes de México lo tienen), había ido a tomar fotografías de una pasarela algo inusual "la moda callejera", algo muy alternativo, las cosas que le gustaban a Max para verano.  Llegué a las 4 en punto, pero las modelos todavía no estaban listas, así que di un paseo y entré en mi faceta artística, tomé fotos de envolturas de dulces y de las lámparas chinas, esas clásicas rojas redondillas y ahí fue cuando lo vi recargado en el borde de la puerta de una tintorería con su cámara Nikon en las manos, también estaba matando el tiempo, entonces me dijo: “eres fresa, usas Canon”, me ofendí un poco, pues mis razones para la marca de mi cámara no tenían nada que ver con “ser fresa”, así que inicié una discusión intensa con él, tenía un buen argumento y me dejó callada más de una vez y yo volví a iniciar la pelea. Entonces tuve que callarme una cuarta vez pues la pasarela había iniciado y debía presentarme el lunes en el DF con las fotografías de la revista, cuando terminó él se acercó a mí y susurró a mi oído: “Joaquín y ¿tú?”, le dije mi nombre y él me tomó de la mano, lo seguí, caminamos por las calles del centro de Guadalajara, la ciudad donde crecí, pero ya no vivía, menos en este trabajo, una revista de moda independiente, donde tratamos de incluir a TODO el país, desde pueblos indígenas hasta las señoras de Polanco, pasando por los emos, los indies y hispters. Es por ello que puedo pasar una semana en Oaxaca y dos en Tijuana, pero mi casa fija está en Monterrey con mi novio, y la oficina en la Ciudad de México y tengo que llegar cada dos semanas a la junta de planeación, no es sencillo pero lo intentó, cuando me case podré quedarme en casa, ya no tendré que viajar y dejaré de hacerme la fuerte, bueno eso creo, por qué ¿ahora qué hago con mi culpa?
Joaquín trabaja como freelance de moda y destinos, nuestros trabajos se parecen, pero él es tan diferente a mí y puede tenerme embobada por horas, lo hizo en Guadalajara cuando me hizo caminar junto a él mientras me explicaba detalles de la iluminación y cómo era la mejor manera de fotografiar una pasarela callejera para darle ese efecto de callejera, nos detuvimos en una esquina y me besó, sentí como la pasión se encendía en mis muslos, en mi espalda y peor aún en mi vientre, conocía la sensación y siempre la detenía, pero en esta ocasión no quería hacerlo, no lo hice. Continuamos caminando de la mano y besándonos cada que nos deteníamos, nos tomamos fotos el uno al otro en las sombras de la calle, parecía que llevábamos años juntos, entonces nos encontramos en la puerta de un viejo hotel de paso de la calle de Dolores, lo miré y lo supe, quería entrar con él ahí, entramos de la mano y yo me olvidé de la pena, por primera vez en mi vida, pedí una habitación, él sacó la cartera y pagó. Subimos las escaleras aún tomados de la mano dimos un paso adentro del cuarto, aventé mi zapatos y coloqué mis pies sobre los suyos lo besé como si la vida se me fuera en ese instante, él desabotonó mi blusa y mi pantalón, yo le arranqué la camisa, los botones salieron volando, pero a él no le preocupó mucho, me recostó en la cama y me hizo suya; la sensación de esa primera vez tan pasional fue maravillosa, entonces un recuerdo fugaz pasó por mi mente “Juan José”. Cuando Joaquín se durmió yo estaba despierta viendo el techo de aquel lugar, saqué mi celular pensando que le diría a mi novio, dónde le diría qué estaba, por qué no había tomado el vuelo al DF, por qué no visité a mi mamá si estaba en Jalisco, cómo lo explicaría, entonces todas las respuestas cayeron ante mí, le diría que se retrasó el avión, que a Max se le ocurrió que me quedará un día más para un reportaje, pensé en Max, ella debía cambiar mi vuelo, entonces le llamé primero, le dije que la pasarela se había atrasado y que me había quedado dormida, no le sorprendió, me pasa seguido, ella cambió mi vuelo para el día siguiente, tenía un día más y yo seguía repasando qué le diría a Juan José cuando llamara, no llamó esa madrugada, entonces me sentí aliviada, dormí dos horas, me había pasado toda la madrugada paseando con Joaquín por las calles; cuando perdí mi virginidad en esa cama de hotel estaba amaneciendo.
Cuando finalmente me levanté observé mi reflejo en el espejo quería ver qué había cambiado, dicen que se nota en la mirada y en los gestos, pero yo era la misma o al menos eso creía porque en unas horas le mentiría a mi novio de dónde había estado la noche anterior, le mentiría con el retraso de mi vuelo, le mentiría diciéndole que me había quedado por órdenes de la redacción, y me preguntaba por qué con Joaquín no me pude controlar y con Juan José sí pude, cada vez que lo intentó a lo largo de cuatro años siempre lo detuve. Entonces recordé las palabras de Mario, el mejor amigo de Max, “es que no te gusta tanto, un día te toparás con uno que sí y perderás, las convicciones valen madre cuando la pasión manda”, que maldita razón tenía.

Entonces Joaquín despertó y me vio ahí de pie con las dudas a flor de piel, me dijo “piensas que soy el más equivocado y quieres salir corriendo, ¿no es así?”, tenía razón no lo conocía, quería salir corriendo, regresar el maldito tiempo, porque yo tenía un plan perfecto, hacer el amor con Juan José la noche de bodas, no con un desconocido con el que me entendí en dos palabras una noche de verano. Pensé en irme de ahí ya había amanecido, era un hotel de paso podría vestirme y huir, mientras me vestía y recogía mi maleta con la cámara, Joaquín hizo lo mismo se apresuró y me llevó a desayunar, sabía que quería irme, despedirme de él y no volver, pero las piernas me lo impedían, mi cuerpo no respondía y no me salían las palabras para decirle “un gusto, nos vemos después”. No quería pensar en la noche anterior, deseaba que mi mente lo borrara, no había pasado, pero entonces recordé que debía volver al hotel donde me hospedaba, porque había que arreglar lo de una noche más, hacer mi maleta y volver a casa con mi futuro esposo, pero no podía deshacerme de Joaquín me entendía, no necesitábamos hablar mucho para saber, entonces sonó mi teléfono a la hora de la comida, era Juan José para preguntarme a qué hora había regresado a casa, ahí comenzó la mentira le dije de mi retraso por culpa de las ideas de Max, pero que no se preocupara mañana estaría en casa. Cayó de nuevo el atardecer y yo seguía con Joaquín, esa noche la pasamos en mi hotel, me dijo que me amaba, que no me fuera, 24 horas y ya me amaba, yo sentía una explosión dentro de mí, la ignoré lo más que pude, yo le debía mi corazón a otro hombre. En esta ocasión sonó mi celular a las 4 de la mañana, mi vuelo partía a las 7; me vestí en silencio, recogí mis cosas, me fui sin decir adiós, sin una nota o una explicación, quizá dejé pasar el momento con mi alma gemela, pero no podré decir que no lo conocí. Después de pasar un par de horas en la redacción, tomé el vuelo a Monterrey, volví a casa y me quedé sola con mi culpa, entonces me bañé y dormí mis desvelos, desperté media hora antes de que volviera Juan José, entonces abrí el cajón de mi ropa interior y me puse el conjunto negro, ese que siempre dije que usaría en la luna de miel, hoy era el momento pues lo había elegido a él sobre de aquel hombre que me impactó en unas horas, en cuanto entró por la puerta lo besé e hicimos el amor, entonces entendí esa frase que dicen los maridos despechados “una mujer infiel regresa a la cama de su marido y lo satisface como nunca lo ha hecho para que no la coma la culpa”, esa era yo, con la mitad de mi alma en un hotel de paso; y recordé lo que decía a mis amigas “yo siempre creí que las putas son más felices”.

viernes, 20 de marzo de 2015

Mujeres con alma de Putas. Maximiliana (primer historia)


Me tomé la descortesía de entrar en la mente de mis amigas. Gracias por prestarme sus vidas para crear historias.

Maximiliana
“Tener sexo no tiene nada que ver con hacer el amor”, me lo repetí como cien veces, como si fuera una letanía y con la esperanza de que al entrar en la cama con aquel sujeto no pusiera el corazón, no funcionó. Era domingo, hacía demasiado calor en mi cama y él no parecía tener intenciones de despertar, me levanté y vi por la ventana de mi ciudad, pensé qué tenía qué hacer, nada vino a mi mente; en una vida como la mía los domingos se resumen en despertar tarde, rentar películas y verlas con un montón de comida chatarra. Volteé de nuevo hacia la cama, él roncaba, pensé en aventarle su ropa sobre la cama con la intención de que despertará, pero mejor me metí a la ducha, no tardó ni tres minutos en llegar, pero se salió porque no le gustó lo caliente del agua, me dijo: “estamos a 25 grados y tú bañándote con el agua hirviendo, te espero en la cama”. Salí del baño pensando qué tendría qué hacer para correrlo de la casa, pero ya no estaba en mi cama, de hecho de su ropa sólo quedaba la chaqueta en la sala, pensé que había huido al fin, pero un olor a dulce llamó mi atención, estaba haciendo waffles en mi cocina que llevaba seis meses resguardando el cereal. Lo vi entre los cristales de la puerta, respiré profundo y me dije a mí misma “no te enamores”, me vestí deprisa con la excusa de que debía ir al super y se me haría tarde, él se paró en el marco de la puerta me observó como sólo sabe hacerlo un hombre cuando tiene la intención de enamorar a una mujer, levanté la mirada y me dijo, con una sonrisa de satisfacción: “hice waffles de desayunar, ¿me concedes el honor?”.
No pude hacer nada ante esa frase y esa sonrisa maliciosa de Nicolás, ese era su nombre, el nombre de un Zar, eso fue lo que me encantó de él; siempre he salido con hombres cuya nomenclatura se relaciona con reyes o emperadores, tienen alma de guerreros,  suelen tener carácter fuerte y con ello la capacidad de controlarme, esperaba que Nicolás no lo fuera, lo conocí mientras hacía un reportaje sobre futbol americano, él había sido seleccionado de la NFL como corner en los Ravens de Baltimore, pero se regresó a los tres meses de estar allá porque le rompieron la rodilla y los médicos dijeron que no había forma de que pudiera volver al campo, nunca jugó un partido oficial de la NFL; su historia era buena porque era jugador de los Pumas de la UNAM y un día lo vio un buscador de jugadores de los Gators de Florida mientras entrenaba, se lo llevó a hacer un año de universidad y cuando menos lo pensó ya era parte de los emblemas morados de la ciudad de Baltimore, esa donde nació el poeta Edgar Allan Poe, de quien no sabía nada.
Sin embargo, esa noche que fuimos a cenar me importó poco que no supiera de literatura, yo sólo quería dormir con él, el día que lo entrevisté la plática fue muy fluída era un buen material: “el exjugador de americano que terminó como modelo de ropa deportiva en su país”, pero lejos de eso crecimos en la misma ciudad, conocimos a las mismas personas y fuimos a las mismas fiestas hacía cuatro años, cuando teníamos 23 y la vida era sólo divertirse; me invitó un trago para el sábado, pasó por mí a las 6 de la tarde, pues consideró que primero necesitábamos un café, creó que también esperaba llegar esa noche a mi cama, pero al menos quería conocerme un poco más, cosa que a mí no me importaba. Platicamos un rato en las bancas del parque y luego caminamos hasta el bar, donde bebimos dos cervezas para justificar la noche, me deshice de la sandalia derecha y comencé a frotar mis dedos del pie con su pantorrilla, había encontrado su punto débil, porque se me acercó lo más que pudo y me sacó a la pista de baile mientras sonaba una canción de los 30 que no reconocí, entonces me tuvo cerca y me besó, su beso fue dulce, pero era justo lo que no quería así que yo puse la pasión y le pedí que saliéramos de ahí. Tomé mi bolso, subimos a un taxi y llegamos a mi casa, entramos y corrí al baño para deshacerme de mi estorboso atuendo de mujer conquistadora; él se sentó en la sala y acarició a mi gata mientras yo salía, en cuanto estuve de nuevo frente a él volví a decirme “sólo es sexo, se irá en la madrugada”; lo besé y lo ayudé a deshacerse de la camisa y del pantalón de diseñador que usaba y lo llevé hasta mi cama donde las sábanas y el edredón blanco terminaron en el piso. Cuando terminó el primer encuentro me levanté de la cama y vio mi tatuaje, ese que inicia en el hombro derecho y termina al ras de la cadera, dijo: “¿me cuentas la historia de tu tatuaje?”, a lo que respondí: “no, porque es más de una historia y si las conoces huirás mientras duermo”; regresé a la cama y me pidió que le contará por lo menos una o no me dejaría dormir, entonces le dije que las historias eran de los hombres que habían hecho una diferencia en mi vida y que con eso se conformará, sino podría irse; fingió no escuchar y me besó de nuevo con esa dulzura de un hombre enamorado, pensé que era un gran mentiroso; nos acariciamos y besamos toda la noche, hicimos el amor, por eso cuando desperté me urgía que saliera de mi casa, pero durante el desayuno descubrí que quizá no era tan malo jugar al amor, además los domingos eran aburridos, porque si no era el segundo domingo del mes yo no tenía nada que hacer, pues esos eran los días que manejaba cuatro horas en la carretera para visitar a mis padres en su casa en Guanajuato.
Nicolás se quedó ese domingo en la casa, puso películas de super héroes, mis favoritas, y comimos todo el día palomitas y dulces sentados sobre el enorme sillón de mi sala, cuando cayó la tarde me besó y supe que quería ir a la cama de nuevo, no me pude negar, caí rendida; el lunes cuando sonó el despertador para ir a trabajar ya no estaba, excepto por una nota que decía “Max: no desaparecí, tengo que trabajar, te veo esta noche, me encantas. Un beso”. Me levanté de la cama, me bañé, me arreglé, era lunes, siempre llegaba temprano los lunes a la redacción pues me gustaba planear la junta para regañarlos a todos y entregar órdenes de trabajo, pero mientras buscaba el collar que combinaba con el vestido azul eléctrico me topé con la caja del anillo de compromiso, un Tiffany’s con el diamante de forma de corazón, lo saqué y una lágrima corrió por mi mejilla, no pude evitar colocarlo en el dedo anular izquierdo y preguntarme cómo le iba a Adrián en Medio Oriente. Me lo quité, lo guardé y me fui a trabajar pensando “el sexo tiene todo que ver con el amor, ya extraño a Nicolás”.


viernes, 6 de marzo de 2015

El pingüino toma la pluma

Hace algunos años este espacio surgió para descargar aquello que le dolía al alma, digamos que eso fue hace poco más seis años y el espacio se me dio en un blog con una ciber amiga Liberarth, con quién tuve la oportunidad de hacer una gran amistad a partir de nuestros intelectos y penas. Sin embargo, creo que ella ya no pudo con la pena del mundo y desapareció del ciberespacio, espero que donde esté se encuentre estupendamente porque ella se merecía algo mejor.

Hoy reabro este espacio, más que para penas del corazón para cuentos estancados en la memoria de la computadora, no son los grandes cuentos, pero son los que me inspiraron algunas amigas, quizá el título de la serie las ofenda, pero tengo una maravillosa justificación, la serie se titula: "Mujeres con alma de Putas". (ya las vi saltar, ofenderse y hasta dar un gritito indignado, pero déjenme contarles por qué).

Puta lo ocupamos para denominar a aquella mujer que vende su cuerpo por unos pesos, aquella que se mete con hombres casados por interés, aquella que da su terrenalidad, pero no su espíritu; o al menos esa definición me he formado yo a lo largo de los años. Sin embargo, en esta ocasión utilizo puta porque creo que es como las mujeres hemos buscado la "igualdad" de género, porque eso decimos igualdad, más no equidad. Queremos ser como los hombres, que pueden ser malditos, misóginos, idiotas, crueles; pero también los hay dulces, fuertes, avantes, príncipes de a pie, padres, hijos, hermanos, amigos.

Lamentablemente para muchas mujeres el buscar esa igualdad la hemos tomado desde el camino de la putería, viéndonos en el día de hoy como una mercancía que hay que vender para llegar al puesto más alto y no me refiero a acostarnos con el jefe, sino a vender nuestros principios y nuestro amor a un sueño, sólo por el creernos "guerreras".

¿Guerreras? Guerrera mi abuela que abandonó sus sueños de carrera para criar a cuatro hijos a los que dio carrera, Guerrera mi madre que me crío sola y me dio todo cuando mi papá tuvo que regresar a su país y jamás me dijo algo malo de él, sino que siempre me incitó a tenerlo en buen concepto y aún lo hago. Guerrera mi suegra que con un niño de 3 años y otro de 11 sacó adelante su casa con negocios y ventas, cuando su esposo enfermó para seguir así el resto de sus días. Guerrera mi tía que con un hijo único y un divorcio sigue con la cabeza en alto pensando que los niños son lo más lindo del mundo y el amor es para todos en cualquier edad. Guerreras mis hermanas, hijas de 3 madres distintas y un mismo padre y aún así tenemos el valor de llamarnos hermanas. Guerrera una de mis mejores amigas que con 17 años enfrente decidió sacar adelante a su pequeña hija prematura, hoy esa niña va camino a la secundaria orgullosa de su madre.

Esos son mis ejemplos de guerreras, no aquellas que dicen que tenemos que cogernos a todos para ser como ellos, no aquellas que tienen un novio de cajón que no aman y que lo engañan con el que les haga ojitos y les prometa cosas, pero mantienen al novio en el cajón, no son aquellas que dicen que van a llegar vírgenes al matrimonio sólo por diferentes para descubrir que a ese hombre ni lo aman, tampoco lo son aquellas que tiraron un compromiso por la borda por miedo.

Aunque todas esas que digo que no son guerreras algún día verán su error y comenzarán a luchar por lo que en verdad desean, puede que siempre les hayan dicho que tenían que ser trabajadoras y en verdad deseaban ser mamás de tiempo completo y ahí vendieron su sueño.

Es por ello que mi libro se titula "Mujeres con alma de Putas", porque en algún punto venden sus sueños, pero solo ellas saben si tendrán el valor para recuperarlo.

En unos días iniciaré la serie.

Espero gusten leerme.